Embryo: fusión, multiculturalidad y mucho más que Krautrock
La banda de Múnich fue pionera en fusionar música del Medio Oriente en el rock. Esta es su historia.
En 1969 el rock había alcanzando niveles creativos nunca antes vistos. El álbum Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band de The Beatles transformaría los alcances de la música popular, introduciendo elementos experimentales y psicodélicos y nuevas formas de componer en torno al rock además de un importante paso en materia de producción e ingeniería de sonido. El Reino Unido era el epicentro de un gran cambio artístico y cultural sin precedentes. Las bandas de aquel entonces comprenderían que todo era posible en el rock, que no había límites y barreras. The Moody Blues, The Nice y Procol Harum usarían influencias sinfónicas en su música y el tema “Whiter Shade of Pale” sería uno de los referentes de ese cambio. En 1969, King Crimson proporcionaría nuevos elementos al rock que darían nacimiento al rock progresivo gracias a una inusual mezcla de jazz, música clásica y folk británico. Como una bola de nieve, aparecían bandas en toda Europa que buscaban replicar el modelo inglés. En Alemania, Francia, España, Hungría e Italia fue en donde mejor se supo apreciar la movida progresiva y sinfónica británica. Sin embargo, el caso alemán es mucho más inquietante que el del resto de países de Europa porque rompieron con todos los vínculos posibles con las raíces del rock and roll norteamericano y la evolución británica.
Los alemanes entendieron qué pasaba, tomaron nota, se inspiraron en un par de buenas ideas desde lo estético, lo visual y lo sonoro, como pasó con el Pink Floyd de Syd Barrett, pero la mayoría de músicos germanos decidieron revisar en su gran pasado musical (Mahler, Beethoven, Brahms, Bach) y en los referentes académicos de los años cincuenta (Stockhausen y Schonberg), para establecer una voz única en el rock alemán y todas sus posibles vertientes (psicodelia, underground, jazz-fusión, electrónica, minimalistas, hard rock, progresiva, entre otras), casi partiendo de cero y creando todo. Con un componente adicional: estrechando vínculos con las músicas del mundo y con otro tipo de instrumentos. Es importante señalar que antes de que los alemanes se dieran cuenta de esas posibilidades en materia de instrumentación, arreglos y composición, The Kinks, The Yardbirds y The Beatles fueron pioneros en hacerlo. En el caso de los cuatro de Liverpool, tras el trascendental viaje a la India, empezaron a usar el sitar, por iniciativa de Harrison, en canciones como “Norwegian Wood”, “The Inner Light” o “Within You, Without You”, o instrumentos latinoamericanos como la güira en la memorable “Tell Me What You See” de Help. Ni hablar de la banda sonora de Wonderwall (1968) en donde Harrison fortaleció ese diálogo con la música de la India y fue más lejos en las posibilidades de composición.
Una de las bandas más innovadoras de ese periodo del renacer musical alemán, especialmente del lado occidental, fue Embryo de Múnich. Su formación data del año 69 gracias al pianista y percusionista Christian Burchard quien había transitado por Amon Duul II, otra gran agrupación de la escena local, cuyo sonido era más psicodélico, experimental, inspirado en el lema de trabajar de forma colectiva, intuitiva, inteligente para que la música evolucionara naturalmente. Los primeros trabajos en estudio de Embryo como Opal, Rache y Father and son and holy ghost, lanzados entre el 69 y el 72, mezclaron jazz y rock en largas piezas instrumentales. Las voces poco se usaban e instrumentos como el saxofón, el vibráfono, la marimba, además de la guitarra, el bajo y las percusiones africanas, les permitan a los músicos de Embryo llevar la creatividad y la libertad sonora a los puntos soñados por Burchard. El componente esencial de su inspiración era la posibilidad de ofrecer un rock multicultural donde los sonidos del mundo confluyeran bajo una armonía celestial.
A inicio de la década de los setenta, algunas de esas bandas alemanas empezaron a sonar tímidamente en el Reino Unido gracias a discográficas como Virgin y EMI, y por presentaciones en vivo en Liverpool, Coventry, Birmingham y Londres. La prensa británica acuñó el término despectivo Krautrock (algo así como rock de la hierba) para agrupar a todos los grupos alemanes que empezaron a rotar en las islas, aunque fue una categorización errónea porque Can, Tangerine Dream, Eloy, Cluster, Popol Vuh, Faust, Neu y Kraftwerk, por mencionar algunas que fueron conocidas en Inglaterra, no tenían nada en común salvo el país de origen (ver artículo El muro del rock alemán en este blog).
En cuanto a Embryo, hay que destacar que logró su gran momento de popularidad a nivel europeo gracias a su presentación durante los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. El Goethe Institut se fijó en su talento y decidió llevarlos por un circuito internacional donde la banda presentaría sus tres producciones. El norte de África y Portugal fueron las primeras regiones visitadas por la banda. En Marruecos, en la ciudad de Marrakesh, Burchard se reunió con algunos músicos locales que le enseñaron sobre el tipo de escala tonal utilizada en la música tradicional de país. Fascinado por la historia de la ciudad, Burchard regresó a Alemania cargado de sonidos tradicionales marroquíes y nuevas ideas con las cuales experimentar con su banda. La experiencia en Marruecos no solo fue esencial desde el punto de vista musical, culturalmente les permitió abrir su mente hacia el conocimiento de países con una historia tan apasionante como la marroquí. Esta mezcla de cultura y rock fue clave para que, poco a poco, Embryo fuera encontrando el camino hacia un arte avanzado, que se diferenciaría de los demás grupos del momento.
Los siguientes años para Embryo fueron de consolidación de una identidad multicultural en torno a la música. La banda experimentaba cambios constantes en su alineación, siendo determinante la llegada del saxofonista norteamericano Charlie Mariano. Los viajes se vuelven más frecuentes y hay un creciente interés en Asia y Medio Oriente. Burchard se había convertido con el tiempo en un apasionado por descubrir el legado de la música étnica de oriente, inspirado en gran parte en la peregrinación de The Beatles a la India y la mezcla de algunos sonidos en sus producciones.
Tras la publicación de dos trabajos con menor impacto como Surfin y Bad Heads and Bad Cats, a mediados de 1978 emprendieron un viaje que cambiaría para siempre el rumbo de la banda. Una travesía de un grupo de hippies mochileros por países culturalmente ricos, pero con problemas sociales bastante importantes y cuyo paso significaría un riesgo importante. Grecia, Turquía y Afganistán fueron los destinos elegidos para descubrir los sonidos de Medio Oriente y realizar una serie de presentaciones que serían grabadas para un posterior documental. Con tres buses y más de treinta personas entre músicos, asistentes, camarógrafos, productores y familiares, Embryo sabía que este viaje empezaba en Turquía, pero no qué tan lejos llegarían. Dependía si a lo largo de la travesía, conseguían presentaciones. El Goethe Institut nuevamente los había apoyado con la consecución de conciertos, además de ponerlos en contacto con músicos locales. De los tres destinos, Afganistán era el que más le llamaba la atención a Burchard.
Tras un paso caótico por Irán, en medio de conatos de revolución, guerra y la inminente salida del Sha de Irán, la llegada a Afganistán, recuerda Burchard, fue caótica pues los veían con malos ojos por su aspecto rockero. Entraron al país por la frontera occidental donde se encontraron con un gran desierto montañoso, carreteras a medio terminar, para llegar a Kabul donde concretarían algunos shows. El país se encontraba liderado por un gobierno socialista cercano a los intereses de la Unión Soviética y en medio de la disputa por el control político con los fundamentalistas islámicos, apoyados por Estados Unidos.
El viaje fue más corto de lo previsto por la tensa situación social, pero le permitió a Burchard encontrar en el país fuentes sonoras necesarias para ampliar los horizontes del grupo. La tabla, el dohol, que es un tambor cilíndrico hecho con pieles, además del sitar y el rubab, instrumento de cuerda considerado como la insignia nacional fueron descubiertos en el viaje. Dadas las dificultades para trasladarlos, Burchard decidió usar el aporte de músicos locales como Malang Negrabi y llevar una serie de grabaciones para luego adaptarlas en un nuevo álbum.
El álbum Embryo´s Reise y el documental Vagabundenkarawane de Werner Pentzel son el resultado de esta travesía, del sueño de unir el multiculturalismo y los viajes en torno a la música. El primero es un disco conceptual que vio la luz en 1981 debido a las dificultades que implicó unir todos los sonidos capturados durante la travesía por Asia y Medio Oriente. Lo más destacado es el aporte de Shoba Gurtu, músico local indio quien además participó del disco Apo Calypso a finales del 79. El documental de Pentzel fue de los primeros intentos audiovisuales por reconstruir el interés de occidente por la música étnica, pero en especial de una banda rock por incluir estos sonidos en su arte, mucho antes que Peter Gabriel lanzara el festival Womad y el sello Real World Records.
Embryo se mantuvo activa durante cuatro décadas hasta la muerte de su líder y fundador. Grabaron una serie de obras maestras en Nigeria, China, Iraq, Egipto, España, Japón e Inglaterra en los que experimentaron y exploraron nuevas posibilidades de unir al rock con la música del mundo. En 2008 recibieron el Premio Alemán de la Música del Mundo y su arte se mantiene vigente a través de una extensa discografía que está disponible en Spotify.