Enigmas de los 80: Johnny Hates Jazz
Reconocidos en todo el planeta por "Shattered Dreams", su obra es mucho más que un éxito de la radio pop.
Debatir en cuál década se hizo la “mejor” música asociada al pop-rock, o la que más nos gusta, puede ser un asunto interminable en el que jamás habrá consenso. Quien vivió en pleno los años sesenta dirá que entre “Love Me Do” y Abbey Road se creó la música más avanzada, creativa e inquietante del rock, que durante esos ocho años el rock agotó todas sus posibilidades creativas. Otros lucharán a muerte por los fabulosos años setenta liderados por la fuerza del hard rock, el rock progresivo, la música soul, disco, punk, postpunk y new wave, y por los interminables éxitos de ABBA, Fleetwood Mac, Wings, Elton John, Cat Stevens, y tantos otros. En mi caso diré que la década de los ochenta fue la gran edad de oro del pop-rock. Más razones que por la cantidad de álbumes y artistas de esa generación que me marcaron y cuya música resuena en mi memoria sin parar, no hay. Es un tema de gustos, no de asuntos de forma en materia de composición. Esa discusión no estoy en capacidad de darla porque no sé de teoría musical, solo me remito a mis sentidos, a lo que me gusta.
La década de los ochenta, como en las dos anteriores, dejó un sinnúmero de grupos ⸺sobre todo en el Reino Unido⸺ que fueron reconocidos por un par de canciones, o por un trabajo memorable, y pare de contar como fueron los casos de China Crisis, T´Pau, Ph.D, Black, Adam and the Ants, Lloyd Cole, Prefab Sprout, Talk Talk, Big Country, Nick Kershaw, Style Council y The Colourfield, artistas que alcanzaron algo de rotación en listas y por eso sabemos de su existencia. También, hubo casos que a pesar de no lograr reconocimiento en listas o en medios, dejaron obras avanzadas y valiosas para la música, como fueron los casos de David Sylvian, The The, The Pop Group, Cabaret Voltaire, A Certain Ratio, The Pale Fountains, Eyeless in Gaza, The Lotus Eaters, por citar algunos ejemplos de artistas muy avanzados en esa década.
Desde que tengo uso de razón he oído hablar de Johnny Hates Jazz, porque “Shattered Dreams” sonó hasta en la sopa, desde la radio comercial local, en MTV, MOR Music, VH1 y cuánto referente posible existiera. Sin embargo, más allá del éxito, muy poco se conocía de la historia de estos maestros del sophistipop (una de las tantas variaciones del synthpop) londinense. Podría hacer una breve encuesta entre mis amigos conocedores de los años ochenta y estoy seguro de que solo Elkin Rivera y Tato Lopera saben quién era el cantante de Johnny Hates Jazz: Clark Datchler. No está bien ni está mal. No podemos conocer a todos los referentes de una década dorada.
El caso es que Turn Back the Clock, álbum debut de Johnny Hates Jazz lanzado a inicios de 1988, es una maravillosa pieza de música, con grandes canciones, arreglos y propuesta creativa más allá de los tres éxitos por los que llegó al número 1 de los álbumes más vendidos en el Reino Unido, aunque en Billboard solo logró la posición 56 (“Turn Back the Clock” y “I Dont Want to Be a Hero” son los otros éxitos del álbum). Ese número 1 en listas británicas, además del top 20 que logró “Shattered Dreams” en su país fue suficiente para que la banda resonara en gran parte del planeta. “Heart of Gold”, “Don´t Say Its Love” y “Foolish Heart” también denotan las buenas capacidades en composiciones y arreglos de una música que con el paso de los años suena mejor y que brilló gracias al talento, poco reconocido, del teclista y compositor Mike Nocito, un músico fuertemente influenciado por Talk Talk, Japan, Peter Gabriel y Roxy Music.
El éxito del álbum debut generó algunas tensiones en el grupo y Datchler abandonó el barco para iniciar una carrera en solitario en Ámsterdam donde grabó los álbumes Raindance (1990) y Fishing for Souls (1992), trabajos en los que plasmó sus preocupaciones por el medio ambiente y el cuidado de los animales. A pesar de que álbum Raindance ⸺y el sencillo homónimo⸺ tuvieron baja o casi nula rotación mediática, es un interesante álbum de jazz pop que además contó con la presencia de destacados músicos como el bajista Nathan East (Clapton), John Robinson (Quincy Jones) y Dave Gregory de XTC. Tras lanzar su segundo álbum con la presencia de Howard Jones, Datchler fue apadrinado por Peter Gabriel en los estudios de la Real World donde aprendió sobre instrumentos y técnicas de grabación africanas y de medio oriente.
Entre tanto, Johnny Hates Jazz siguió su camino sin Datchler y con Nocito como líder creativo. La banda lanzó Tall Stories a mediados de 1991 con Philip Thornalley como cantante (reconocido en el mundo del rock por componer “Torn”, canción inmortalizada en 1997 en la voz de la australiana Nathalie Imbruglia), logrando muy poca atención de los medios británicos, a pesar de que un año antes el sencillo “Turn The Tide” llegó al top 100 de las listas inglesas. Tall Stories marcó el final para el grupo y Nocito se dedicó a otros proyectos como productor y arreglista, logrando un recordado éxito con Katrina and the Waves en 1997: “Love Shine a Light”.
En 2009, Nocito y Datchler se reencontraron en los estudios de Peter Gabriel y grabaron el tema “Magnetized”. Se dieron cuenta de que la magia y la química seguía intacta y decidieron embarcarse en un álbum que a mediados de 2013 fue recibido en Inglaterra como uno de los grandes retornos triunfales de una banda de los años ochenta. Giras por el Reino Unido y Europa, reconocimiento, invitaciones a festivales, marcaron la segunda etapa de Johnny Hates Jazz hasta que a Datchler lo diagnosticaron con cáncer. Durante tres años luchó y salió adelante. Su milagrosa recuperación fue noticia en el Reino Unido y resonó en el entorno de Mike Rutherford quien decidió invitarlo para las grabaciones del álbum Let Me Fly (2017) de Mike and the Mechanics. En agosto de 2020, en plena pandemia, Johnny Hates Jazz lanzó en formato digital (está en Spotify) el álbum Wide Awake con lo que refrendaron que el talento y la necesidad de componer buena música sigue presente, más allá de la resonancia mediática que pueda tener su obra. Un álbum que tiene evocaciones evidentes y entendibles a la obra de Paul Weller y The Style Council. Nunca es tarde para conocer más sobre una de las bandas menos recordadas de los dorados años ochenta.
En la próxima entrega: China Crisis
Nunca fui muy de la onda de ellos, me perece que siempre fueron impecables, no sabía su historia. Me gusta más Magnetized que lo anterior.