Graham Nash cuestiona su pasado
En su séptimo álbum en solitario, cuestiona su pasado junto a David Crosby, Stephen Stills y Neil Young, y reivindica la fuerza del amor para mantenerse firme y vigente.
Hay músicos legendarios del rock que aun dan la pelea creativa, a pesar del paso de los años, de los achaques de la edad, de problemas de salud, de algunas dificultades para plasmar y concretar ideas, convencidos de que todavía pueden rockear como si viviéramos en 1972. A otros, simplemente no les pesa el tiempo, al contrario, reflejan una sabiduría ancestral que los hace relevantes y pertinentes. Eso sucede con Graham Nash, el célebre músico británico que edificó su carrera en Mánchester a mediados de la década de los sesenta, en pleno esplendor de la Invasión británica del rock, junto a los Hollies (otra máquina memorable de producir éxitos) y cuya notoriedad mayor corresponde al legado que dejó con el proyecto Crosby, Stills & Nash (y aceces junto a Neil Young), tal vez la banda más importante que dio la historia del rock norteamericano por todo lo que plasmaron desde el disco homónimo debut de 1969, hasta sus últimas apariciones en vivo hace más de diez años.
Junto a David Crosby y Stephen Stills (y a veces, Young), ese proyecto —que puede ser considerado uno de los primeros súper grupos, establecidos en Estados Unidos por músicos que habían empezado sus carreras en otras agrupaciones memorables como los Byrds en el caso de Crosby, y Buffalo Springfield, en los casos de Stills y Young—, estableció nuevas formas de hacer folk rock, donde las armonías, las voces, la fuerza de las letras y una comunión pocas veces vista entre tres super estrellas funcionó de forma equilibrada y sostenible, a pesar de los egos, a pesar de las diferencias que en más de una ocasión pusieron en riesgo la estabilidad del grupo. Crosby, Stills & Nash (y Young) dejaron una obra que además se sostiene por la cantidad de aportes en solitario que hicieron sus músicos desde 1971, siendo Neil Young el más prolífico con más de cuarenta álbumes en solitario editados entre 1968 y 2022.
Graham Nash era el polo a tierra entre tres temperamentos feroces que en más de una oportunidad se sacaron chispas, siendo Crosby con quien mejor se entendió hasta al punto de producir varios trabajos en estudio en los años setenta que dieron cuenta de las capacidades creativas de ambos músicos (Wind on the Water de 1975 es una joya en todo el sentido de la palabra). Sin embargo, con los años la relación con Crosby se deterioró hasta el punto de quedar incomunicados por varios años, historia que Crosby contó en un documental biográfico que se lanzó hace cuatro años. Todo lo anterior lo cuento para que quien no está familiarizado con la extensa obra de estos músicos excepcionales entienda y magnifique la importancia del séptimo álbum en estudio de Graham Nash, disco que apareció en un momento complicado por la muerte de David Crosby a inicios de este año y por la fractura en la relación de dos músicos que escribieron juntos páginas doradas para la historia del rock.
Sobre el álbum Now hay que decir que es melancolía y elegancia en su máximo esplendor. Y es que no olvidemos que la nostalgia, el sosiego y la determinada capacidad para leer un tiempo y un momento han formado parte del repertorio histórico de Nash como en “Carrie Anne” de los Hollies, “Chicago”, esa joya de su disco debut en solitario de 1971, o la memorable “Our House” que coescribió en los tiempos de Crosby, Stills, Nash & Young y que se publicó en el álbum Déjà Vu. Su carrera en solitario, como miembro de un grupo y como colaborador a lo largo de las décadas está llena de reflexiones similares y por eso no sorprende que en este disco incurra en una mirada a las relaciones que construyó, las que se sostuvieron y las que simplemente se terminaron por diferencias irreconciliables como sucedió con Crosby.
Han pasado siete años desde su última producción en estudio (This Pat Tonight, 2016) y está claro que Nash no ha perdido ni su voz ni la magia para hipnotizarnos con interpretaciones profundas, delicadas, como si este disco se hubiese producido en otro momento, cuanto el tiempo transcurría a otro ritmo. En “Right Now”, por ejemplo, es claro que Nash tenía en su mente a Crosby y hay unas líneas que indudablemente están dedicadas a un hombre con el que compartió más de medio siglo de vida artística: “'ll try to take it easy moving right ahead. Right now, here I am, Still living my life” (“Intentaré tomármelo con calma avanzando, ahora mismo, aquí estoy, todavía, viviendo mi vida”).
Evidentemente, es un álbum personal, autorreferencial (“Golden Idols” parece un tema de los días junto a Stills y Crosby a finales de los setenta) y tal vez el más profundo, en su corta e interesante carrera en solitario, desde la narrativa y por aquello de entender el paso del tiempo, su momento y que a sus 81 años tal vez está llegando al último ciclo creativo de su vida. Canciones como “Better Life”, “Love of Mine”, “In a Dream” y “Follow Your Heart” encuentran un significado mucho más personal y asociado a experiencias, felices o dolorosas, que le permiten a Nash ver la vida desde otra perspectiva y a partir de las lecciones aprendidas y lo que puede enseñarnos con esas historias.
Y aunque también es un disco optimista en el que Nash celebra la llegada de un nuevo amor, también le permitió en la canción “I Watched It All Come Down” analizar las diferencias y disputas que acabaron con CSNY: “Loaded Up and Loaded Down, it´s a Mess”. Al respecto le dijo a la revista Variety hace un mes: “Se trataba de mis sentimientos hacia Crosby, Stills, Nash & Young. Alcancé cuotas musicales increíbles con ellos, y lo contrario también me ha ocurrido con ellos: tristeza por no haber hecho más música. Pero sabemos que la música que hicimos es la parte más importante de nuestra relación. Así que se trata de la emoción de haber hecho música con David, Stephen y Neil. Ojalá hubiera podido continuar”.
Ante la imposibilidad de sostener una relación creativa con los músicos con los que escribió temas memorables para la historia del rock, Nash entendió muchos años antes de la muerte de Crosby que en solitario también puede retratar y capturar la esencia de un tiempo que nunca se repetirá en la historia del rock y que la mejor manera de hacerlo es a través de melodías y letras que perdurarán en nuestra memoria, como las trece canciones que le dieron vida a este gran álbum, Now.
Escuche el álbum acá:
Cinco joyas memorables de Graham Nash en solitario:
“Chicago” (1971, del álbum Songs for Beginners)
“Better Days” (1971, del álbum Songs for Beginners)
“Prison song” (1973, del álbum Wild Tales)
“Another Sleep Song” (1973, del álbum Wild Tales)
“Golden Idols” (2023, del álbum Now)