Joyas perdidas de los 80: In a Foreign Town de Peter Hammill
Peter Hammill
In a Foreign Town
1988
El rock británico está lleno de enigmas e historias fascinantes, más allá de la legión infinita de artistas renombrados que suelen acaparar la atención de los medios. En ese gran espectro de genios desconocidos para muchos, y reconocidos por aquellos seguidores devotos y fieles del rock progresivo, está Peter Joseph Andrew Hammill, voz líder de la banda Van Der Graaf Generator (VDGG) y quien se encargó de mantener con vida durante varias décadas a uno de los proyectos más avanzados de la camada de pioneros del progresivo británico. Antes de entrar en materia con Hammill en solitario y una joya ochentera que acaba de reeditarse, un poco de contexto sobre su vida y obra.
En 1967 el músico Chris Judge-Smith formó la banda junto con Peter Hammill en la universidad de Mánchester, motivados por un ambiente propicio para la experimentación musical y la búsqueda de sonidos más avanzados. En 1968 obtuvieron un contrato con el sello Charisma y obtuvieron un éxito comercial menor con lo que técnicamente es su segundo álbum: The Least We Can Do Is Wave to Each Other (publicado a principios de 1970). Con H to He, Who Am the Only One (lanzado en diciembre de 1970), la banda encontró algo de estabilidad, a pesar de varios cambios en su formación, con Hammill en la voz y guitarra, Hugh Banton en el órgano y teclados, Guy Evans en la batería y el saxofonista David Jackson.
Tras la gira del tercer álbum, Hammill lanzó un álbum de sus canciones más antiguas, Fool's Mate, que en general era más ligero y digerible que la música de los primeros dos discos de su banda y fue seguido por el último álbum de esa formación de Van der Graaf Generator, Pawn Hearts, antes de una pausa de tres años y tras una intensa gira por Italia. Ese periodo lo aprovechó Hammill para crear un par de joyas en solitario como los memorables Chameleon in the Shadow of the Night (1973), The Silent Corner and the Empty Stage (1974), In Camera (1974) y Nadir's Big Chance (1975), un disco que perfectamente, como los dos anteriores, se pudo editar bajo el nombre de VDGG (precursor del punk británico en muchos aspectos, basta con oír “Birthday Special”), aunque salió acreditado a Hammill en solitario y puede ser uno de sus más grandes e inmortales trabajos de su amplia obra en solitario.
Los VDGG se volvieron a reunir en 1975 para el álbum Godbluff y volvieron a realizar frecuentes giras por Italia y Europa, antes de un importante cambio de formación y un ligero cambio de nombre a Van der Graaf para el disco The Quiet Zone / The Pleasure Dome. La banda se separó definitivamente en 1978 tras una seguidilla de muy buenos álbumes como Still Life y World Record.
A partir del álbum The Future Now (1978), Hammill centró todos sus esfuerzos en su obra en solitario, desarrollando álbumes que, en algunos casos conservaron la marca progresiva de VDGG, y en otros le dio mayor protagonismo a canciones cortas y elaboradas bajo la perspectiva de diversos estilos como rock, jazz rock, space rock y folk rock como fueron los casos de Black Box, Sitting Targets, Enter K y Patience. Entre los muchos aspectos que se pueden destacar de la obra en solitario de Hammill en los años ochenta es su capacidad para experimentar y evolucionar, los álbumes entre sí no se parecen y cada uno hace aportes valiosos al desarrollo de su carrera. Hammill hasta 1988 intentó mantenerse alejado de sonidos sintetizados y de técnicas modernas y digitales de grabación que involucraran acercamientos diferentes a los análogos.
Sin embargo, a finales de 1987, tras una serie de discos caóticos, secuenciados y algo confusos, pero lleno de joyas como es el caso del incunable Skin (1986), Hammill se embarcó en el proyecto de In A Foreign Town, el disco más pop y electrónico que hizo hasta entonces, que además le generó muchas críticas de sus seguidores más radicales, pero que 35 años más tarde se percibe como una joya que vale la pena apreciar y disfrutar, especialmente por sus letras y su avanzada producción musical.
No es un secreto que Hammill a lo largo de su carrera se ha destacado por una prosa profunda, por desarrollar y elaborar ideas a partir de temas críticos de su entorno, de su momento y de la sociedad que lo rodea. Sin embargo, con este álbum en particular dio un salto cuantitativo por la fuerza política de su mensaje. Hammill le escribe al Apartheid en Sudáfrica en “Sun City Nightlife”, a las grandes empresas y corporaciones que se enriquecen ante el todo vale en la muy especial “Sci-Finance (Revisited)”, a la política mundial y la Guerra Fría en “Hemlock” y hasta tiempo para homenajes a amigos cercanos que partieron como sucede con “Time to Burn”.
Y si lo anterior no es sorprendente, la cereza del pastel de este álbum es “This Book”, un cover de “Abrir y cerrar”, tema original de Miguel Bosé del álbum Bandido (1984). ¿Qué sorprende acá el cover o que Hammill se haya fijado en Bosé? Todo, pero no olvidemos que desde finales de los años setenta, el español estuvo rodeado de músicos de la corriente progresiva italiana y nunca escatimó sus elogios para el progresivo británico. A Hammill en particular le sorprendió la letra y la melodía de ese tema y por eso decidió hacer algo poco usual en artistas británicos, lo normal es a la inversa. Sobre esta versión hay que señalar que no se trata de una traducción propiamente dicha, ya que Hammill elaboró las letras desde cero y luego se tradujeron al español y al italiano para otras versiones que se grabaron en años posteriores.
Sobre In A Foreign Town, Hammill escribió: “Según el consenso general, éste parece ser el menos favorecido de mis álbumes en solitario. Estoy de acuerdo en que algunas de las opciones de interpretación, grabación y sonido también me parecen un poco toscas hoy en día. No obstante, se trata de una serie de grabaciones absolutamente cruciales para mi desarrollo y puedo afirmar que, si no las hubiera realizado exactamente de esta manera y con este resultado, gran parte de mi trabajo posterior no habría visto la luz” En los discos anteriores, "Skin", "And Close as this" y, de hecho, "Spur of the Moment", Paul Ridout, que por aquel entonces trabajaba como programador, me introdujo en el mundo de la secuenciación. (Eran los tiempos en que esa función -encargarse de todo lo relacionado con el MIDI- estaba reservada a los especialistas). Después de estas experiencias me di cuenta de que éste era el camino del futuro y que más me valía ponerme a aprender”.
Aunque Hammill siempre fue crítico del resultado de los ritmos y las melodías del disco, viéndolo en perspectiva funcionan y muy bien. No podemos perder de vista que este es un disco en el que el británico fue el hombre orquesta y se encargó de todo, salvo las secuencias y algunos arreglos electrónicos. En una entrevista que le dio a la Prog Rock en 2015, Hammill confesó que previo a la grabación del álbum escuchó música de bandas contemporáneas que empelaban el uso del MIDI y los secuenciadores, además lo que trataban de hacer sus pares de la generación del progresivo de los setenta y su consigna era no repetirse, pero tampoco ser como Asia, Yes o Genesis. Y lo logró, porque su voz es única y Hammill puede copiar al Genesis de Invisible Touch o al Asia de “Heat of the Moment”, pero siempre será Hammill, el de esa marca tan particular a la hora de cantar, el hombre de las notas altas, imposibles…
¿Cuál es el mayor aporte de este disco a una carrera con más de medio centenar de obras publicadas? Que el eje conductor de la obra está en la música y no en las letras. “Una de las cosas que aparece en estas grabaciones y que se desarrolló más tarde (aparte del método de grabación) es el intento de utilizar la música de sistemas de forma emocional; más notable en "Hemlock" e "Invisible Ink", pero presente también en otras canciones. Ahí lo tienen. No es la cima del éxito, ni siquiera de la interpretación, pero, como he dicho, es un punto de partida absolutamente crucial en el camino”, dijo Hammill.
A veces sorprende leer a un músico tan duro y crítico con su obra, pero creo que ahí radica muchos de los tantos encantos que tiene un artista que debe ser conocido sin prejuicios, arquetipos o paradigmas. Porque su grandeza es incuestionable. “Me parece, sin embargo, que si acaso debería pecar de severo en estas evaluaciones autocríticas, con la condición de que todo tenía sentido para mí en aquel momento y sigue teniéndolo, aunque de forma diferente, hoy en día. No sería útil ni informativo decir simplemente: "Todo esto es maravilloso", ¿verdad? Aunque lo sean.”.
Sobre la nueva edición de este álbum, que sale a finales de noviembre de 2023 junto con Out of Water, Hammill decidió hacerlo a partir de lo que Taylor Swift emprendió con su disco 1989. Sorprende que un tipo que debería estar oyendo a Bach o Mozart, esté pendiente del hoy, del ahora y de su tiempo. La clave para entender la trascendencia de su arte y por qué un disco que es maravilloso debió ser regrabado para satisfacer al artista: Porque un genio nunca se conformará cuando las cosas pueden ser mejores. Grandes lecciones nos deja Hammill.