La ira de Sinéad O´ Connor y otros documentales de música
Dos magistrales producciones audiovisuales sobre Sinéad O´Connor y los estudios Abbey Road, estrenados recientemente, corroboran la buena salud de los largometrajes musicales.
La ira de Sinéad O´Connor
Así cómo en un abrir y cerrar de ojos la cantautora irlandesa conquistó en 1990 cada rincón del planeta con su magistral versión del tema “Nothing Compares to You” (original de Prince e incluida en su segundo álbum en estudio), así de vertiginosa y abrupta fue su caída el 3 de octubre de 1992, cuando en una actuación en vivo en el programa Saturday Night Live rompió una foto del papa Juan Pablo II, exclamando: “Fight The Real Enemy”. Lorne Michaels, productor del programa emitido por la cadena NBC, ordenó que no se encendiera el cartel de “aplausos” al final de la actuación y ella salió en silencio hasta que se apagaron las luces. En pocos minutos los teléfonos del canal empezaron a sonar sin parar. La cadena NBC recibió miles de llamadas de espectadores furiosos tras el incidente. En los días posteriores se produjeron protestas en diversas ciudades de Estados Unidos contra O'Connor, como la quema de sus fotos, afiches, postales y miles de sus compact disc fueron aplastados por un bulldozer en frente de los estudios de la NBC, en la Rockefeller Plaza de Nueva York.
Fue el final de la fama para la irlandesa, pero no el de su carrera —produjo otros siete álbumes entre Am Not Your Girl (1992) y su más reciente producción I'm Not Bossy, I'm the Boss (2014)—. Sin embargo, si ese mismo acto de rebeldía ocurriera hoy, ¿O´Connor sería víctima de la furia de los espectadores? ¿Qué hubiese pasado con el actor Joe Peci, quien una semana después, en el mismo programa y sosteniendo una foto del papa, dijo en vivo: “Si yo hubiese estado al mando le hubiese dado una bofetada y la habría agarrado por las cejas”? En nombre de la libertad de expresión, lo que realmente debieron preguntarse los espectadores de ese programa y Joe Pesci era el fondo del dolor de la cantautora. Nunca juzgar, nunca disparar, antes de preguntar.
La ira de Sinéad O´Connor proviene de muchas fuentes e instancias que marcaron su vida en la República de Irlanda: los abusos físicos y sexuales de su madre, una familia fragmentada carente de amor y vivir parte de su adolescencia en un internado en donde eran recluidas adolescentes embarazadas, huérfanas y jóvenes con problemas mentales. Fueron años dolorosos para la irlandesa, quien siempre tuvo en la música a ese componente salvador que evitó que se suicidara. Una profesora del internado descubrió que O´Connor era dueña de una voz angelical y la alentó para que luchara por el sueño de vivir de la música y siguiera los pasos de sus dos grandes referentes: Bob Dylan y Bob Marley.
O´Connor tiene 56 años, vive a las afueras de Dublín, se convirtió al islam y sigue viviendo de la música.
Gran parte de estos hechos quedaron retratados en el documental, narrado con la voz en off de O´Connor a quien solo vemos al final del largometraje, vestida con un hiyab azul, e interpretando una de sus más recientes canciones. Un punto extraño en la forma del documental es la prohibición que le hicieron a los productores de usar la canción más conocida de la irlandesa, por una pelea de años con Prince y sus herederos, nada es perfecto. El documental Nothing Compares, dirigido por Kathryn Ferguson, usa la voz de O'Connor en diversos momentos de su vida, ella es el hilo y el eje conductor de las historias, muy bien soportadas por imágenes de archivo en las que se le muestra a veces callada, tímida y notablemente tolerante con los entrevistadores que insisten en banalidades como por qué se rapó su cabeza. Un gran documental que además es una carta de invitación a leer sus memoras, Rememberings (Penguin, 2022), donde cuenta con detalle y precisión todo lo que sufrió antes, durante y después de la fama (un libro no apto para los seguidores de Prince, ya que O´Connor tumba su mito de genio y prohombre con una anécdota muy delicada sobre acoso y maltrato).
La historia de la irlandesa es de supervivencia y resiliencia, que estremece y conmueve. “Quisieron matarme, pero no pudieron porque soy una semilla”, dice O´Connor al final del documental. Palabras proféticas y sabias. Documental disponible en Blu-Ray y en la plataforma de Showtime.
La magia de los estudios Abbey Road
If These Walls Could Sing es uno de tantos documentales que los seguidores del rock y de la música en general llevábamos esperando por años. Dirigido y realizado por la fotógrafa Mary McCartney (hija mayor de Paul y Linda McCartney), el largometraje explora la historia, los personajes y los grandes hitos que llevaron a los estudios Abbey Road a ser catalogados como uno de los más importantes en su especialidad. Con un elenco de lujo encabezado por Paul McCartney, Ringo Starr, Shirley Bassey, Jimmy Page, Elton John, Giles Martin, David Gilmour, Nick Mason, Roger Waters, Noel y Liam Gallagher, John Williams, George Lucas, entre otros, la historia está fragmentada por décadas y por las grabaciones memorables que convirtieron a los estudios en el lugar más apetecido durante décadas por músicos y productores.
Parte de los muchos encantos del documental está en las imágenes de archivo y en los aportes de algunos testimonios que se salen del formato wikipédico para tratar de explicar desde los sentimientos y la razón parte de la magia y mística de Abbey Road. Y aunque sus diversos estudios de grabación y mezcla, especialmente los número 1 y 2, esconden historias que han resonado durante décadas en otros documentales y libros —como las famosas sesiones de los álbumes Sgt. Pepper´s, White Album y Abbey Road de los Beatles y Dark Side of the Moon de Pink Floyd—, sorprenden algunas anécdotas revividas por los ex Beatles que engrandecen mucho más el aura de ese lugar: “Todos los micrófonos funcionaban en Abbey Road. Parece una tontería, pero había estudios en Londres donde nada funcionaba bien”, recuerda Paul.
McCartney en los estudios número 2 de Abbey Road.
Hay datos reveladores en el documental como la presencia de Elton John en el piano de la canción de “He Ain´t Heavy, He is my Brother” de los Hollies o la magia de la guitarra acústica de Jimmy Page en el tema “Goldfinger” de Shirley Bassey, grabado para la banda sonora del film de James Bond. Hay relatos profundos y conmovedores como la historia de la chelista francesa Jacqueline du Pré, quien en 1971 luchaba contra lo que ella pensaba que era agotamiento físico y estrés, pero resultó ser el principio de una esclerosis múltiple que acabó con su exitosa carrera. Tras ejecutar magistralmente unos compases de una sonata de Beethoven dijo: “Se acabó el espectáculo por hoy”. Nunca volvió a grabar.
Y aunque varias leyendas de la música como David Gilmour, Noel Gallagher, Jimmy Page, Giles Martin y Elton John no escatimaron en elogios sobre el sonido de las grabaciones en Abbey Road, solo el compositor John Williams logró definir y explicar en qué radica la magia de ese lugar. A inicios de los años ochenta, los estudios atravesaban por una profunda crisis financiera y decidieron diversificar su oferta y alcance. Justamente, John Williams en 1983 grabó en el estudio número 2 (en el mismo donde McCartney hizo magia con Sgt. Pepper´s) la banda sonora para la película The Return of the Jedi de la saga de Star Wars. “Parte del encanto de esos estudios era su temperatura. Era lo bastante seco, no demasiado reverberante, pero no tanto como para que no tuviera un aroma agradable. Es un regalo para la música poder grabar ahí. La altura del estudio es la ideal y el material de las paredes, que desconozco su origen, simplemente es perfecto. Nunca vi a tantos músicos salir relajados de un estudio tras sesiones intensas de grabación como en Abbey Road”, El documental se encuentra disponible en Disney+ y se comercializará en formato físico.
Me gusta el estilo de Sinéad O’Connor.