ABBA
Voyage
Hay esperas que valen la pena. Un nuevo álbum de ABBA siempre será un acontecimiento para celebrar. Nos puede o no gustar su música, pero cuestionar su talento es una ofensa que no tiene perdón. Por supuesto que es un álbum que suena anacrónico, como si el tiempo se hubiera detenido en 1982 cuando, sin un anuncio formal u oficial, dejaron de crear música para emprender diversos caminos. Desde hace algunos años circulaba el rumor de un posible retorno, que se pospuso por la pandemia. La noticia de este nuevo álbum se conoció en septiembre y desde entonces sus seguidores sufrimos de ansiedad profunda. Esos dos largos meses hasta que Voyage salió al mercado fueron eternos y el álbum no defraudó. Es una gran selección de canciones pop que conservan la mística y la magia de Benny y Björn, complementados con las voces sublimes de Agnetha y Frida a quienes el paso del tiempo no les pesa. El eclipse en la portada funciona muy bien como metáfora para describir lo que produce este álbum tras un par de escuchas. No sabemos si en el futuro aparecerá otro álbum de los suecos. Si no sucede, esta despedida será más que por lo alto. De principio a fin es un álbum magistral. Hasta la particular y emotiva “Ode to Freedom”, que parece sacada de las sesiones de “Thank You for the Music”, les suena perfecta en estos tiempos. 5/5
A Formal Horse
Meat Mallet
Formados en Southampton en 2014, este cuarteto, con su segundo álbum, rindió a la feroz crítica musical inglesa a sus pies (varios medios como Prog Rock y Prog Archives lo eligieron como la obra cumbre del progresivo del año). El trabajo es una amalgama de sonidos clásicos de Canterbury (hay mucho del Soft Machine intenso de los días del 6 y 7) con varios pasajes que recuerdan al King Crimson de los años noventa, a Tool y al neoprog inglés de IQ y Pendragon. Uno de sus valores agregados es la autenticidad de su música. Si bien los referentes son claros, no son una versión moderna de King Crimson. La guitarra y el bajo lideran la estructura melódica de las canciones y por momentos el espíritu de Fripp se siente en el ambiente. Lo más discutible de esta banda es la voz. De resto, es el descubrimiento del año. 4/5
Hedvig Mollestad Trio
Ding Dong. You're Dead
Son la joya de la música nórdica. Empezaron su carrera en 2011 por iniciativa de la guitarrista, vocalista y académica Hedvig Mollestad Thomassen. Sus primeros álbumes transitaron entre el hard rock y el heavy metal sinfónico, logrado cierto reconocimiento en Escandinavia. Sin embargo, la banda evolucionó hacia una búsqueda más atrevida e inquietante en materia de experimentación, logrando fusiones interesantes en el terreno del jazz rock. Su séptimo álbum ha sido catalogado en Inglaterra y Alemania como uno de los grandes lanzamientos del año por su avanzada y envolvente propuesta sonora. No deja de ser gratamente sorprendente que este trío, liderado por dos mujeres y un excepcional baterista haya encontrado en las obras de John McLaughlin y Mahavishnu, King Crimson y Weather Report su faro para este nuevo álbum que engancha desde el primer tema. 4/5
Sting
The Bridge
Desde Brand New Day (1999), un álbum de Sting no me emocionaba tanto como este. No quiere decir que obras como The Last Ship (2013) o Sacred Love (2003) no hayan dejado buenos momentos. Pero daba la sensación de que algo de la magia de sus discos de finales de los ochenta e inicios de los noventa se había perdido. The Bridge es un buen ejemplo de un artista que quiere volver a sus raíces a partir de la fuerza de buenas canciones pop rock, con finos pasajes de jazz y arreglos celtas, que difícilmente olvidaremos. Es curioso que canciones como “Rushing Water”, “If It´s Love” y “The Books of Numbers” nos lleven a pensar en Ten Summoner´s Tales. Como si una parte de esas canciones haya quedado inconclusa en 1993 y aguardando el momento adecuado para salir. La voz de Sting suena intacta y el disco es un gran viaje de inicio a fin. Ya era hora que Sting nos emocionara como lo hizo en 1993. 3.5/5
Eric Clapton
The Lady in the Balcony
La pandemia lo obligó a cancelar una serie de conciertos en el Albert Hall a lo largo de 2020 y a buscar un nuevo plan de acción. Resistente a la vacuna y abanderado de las teorías conspirativas sobre el origen del Covid, a Clapton le vino bien reunirse con tres de sus músicos de siempre ⸺el bajista Nathan East, el baterista Steve Gadd y el teclista Chris Stainton⸺ para dejar de un lado un estado emocional y mental cuestionable y dedicarse a lo que mejor sabe hacer: tocar la guitarra. El resultado de estas lockdown sessions es una nueva saga del unplugged con tres potentes blues eléctricos (ojo a “Bad Boy”). No hay sorpresas ni novedades. Los temas elegidos son los clásicos de siempre, los que él sabe que sus seguidores siempre quieren oír (“Tears in Heaven”, “Layla”, “After Midnight”, etc) aunque no dejó de sorprender el homenaje a Peter Green con una hermosa versión de “Black Magic Woman”. Más de lo mismo con un aire de nostalgia que evoca otros tiempos gloriosos.
Rod Stewart
The Tears of Hercules
Hay que ser muy fan y amar demasiado la obra de Rod Stewart para digerir de un bocado este extraño y bien logrado álbum, muy superior a los dos anteriores. El camino fácil es darle palo. Pero Rod tiene 76 años y lo único que hace en este nuevo trabajo en estudio (número 31 en su larga y prolífica carrera) es pasarla bien cantando y rocanroleando. Que su voz ya no suena igual, que no canta sino recita, que el disco tiene momentos embarazosos, puede ser. Pero también tiene buenas canciones que darán de qué hablar durante un tiempo como “One More Time” y el homenaje, en onda muy de los Faces, a Marc Bolan en “Born to Boogie”. La primera escucha del álbum da una impresión errada. Hay que oírlo con mente abierta para apreciar su marca y concepto, incluso su aire nostálgico y retro en “Some Kind of Wonderful”, un tema que parece hecho en 1981 o la bella balada “I Can´t Imagine”. Es Rod, su magia sigue ahí. ¿Quién se atreve a juzgarlo? 3/5
Duran Duran
Future Past
Es todo un reto para la generación dorada del pop de los ochenta sonar frescos, novedosos y acorde a los tiempos. Duran Duran lo ha intentado desde el Wedding Album (1993), en algunos momentos con más éxito que otros. En Paper Gods (2015) encontramos a una banda sin rumbo que salvó la patria gracias al tema “Pressure Off” con Nile Rodgers. El resto fue para el olvido y se convirtió con Pop Trash y Liberty en uno de los álbumes más criticados en su larga y prolífica carrera. Parecía que se les había terminado la chispa o las ganas de hacer música arriesgada y trascendental. Pero en este decimoquinto álbum en estudio la magia ha regresado porque Le Bon, Rhodes y Taylor escogieron a los aliados indicados: Graham Coxon de Blur, Giorgio Moroder y Mark Ronson. El resultado no podía ser más que alentador. Es un disco que conecta al grupo con los grandes momentos rítmicos y melódicos de Rio, Arena y Notorious. Le Bon suena potente y moderno, sin imposturas y sin pretender más de lo que es entrados sus sesenta años largos. Hay varios temas destacados como “Anniversary” (parece “Wild Boys” 2021), “Tonight United” y “Beautiful Lies” que se conectan, además, con los sonidos modernos del pop. Su mejor álbum desde 1993 y eso es mucho decir. 4/5