Entre el lanzamiento de This Strange Engine (1997) y la producción de Marillion.com (1999), un hecho fuera de lo común cambió la visión de Marillion del negocio de la música. Desde los días con Fish, habían creado un fan club muy sólido y tenían un equipo de personas que leían y respondían cartas, postales y todo tipo de mensajes que recibían en su sede en Londres. Con la masificación del uso del correo electrónico hacia 1996 y 1997, empezaron a tener contacto directo con sus seguidores a través de unas listas de correo. Semanalmente recibían cientos de mensajes.
Una tarde, mientras leía varios mensajes de sus seguidores, el teclista Mark Kelly notó que alguien en Estados Unidos de apellido Pelletier les preguntaba insistentemente por la posibilidad de ofrecer algunos conciertos en Los Ángeles. Kelly, que por lo general no tomaba esa iniciativa, le respondió directamente al seguidor. “Le dije que no, que ir a norteamericana siempre nos generaba pérdidas que terminaba pagando la disquera. Al cabo de unos minutos ese sujeto me preguntó que cuánto costaba un viaje de Marillion a Norteamérica. Le respondí que aproximadamente US$ 50.000 o US$ 60.000 para ponerle fin al intercambio de correos”, le dijo el teclista del grupo a la revista Prog Rock Magazine.
Mark Kelly también es un reconocido panelista de las conferencias de TEDx.
Un par de días después, Jeff Pelletier volvió a contactarse con Marillion a través del email. Les dijo que él, junto con Jeff Woods, otro seguidor fiel del grupo, abrirían una cuenta bancaria, con depósito de garantía, para recaudar el dinero necesario para llevar al grupo de gira por algunas ciudades de Estados Unidos. Si la gira no se hacía, les devolverían el dinero a los aportantes. Un par de semanas después de esa propuesta, Kelly recibió otro mensaje de Woods informándole, con soportes, que al cabo de una semana de gestiones habían recogido US$20.000. Los otros cuatro integrantes de Marillion desconocían del intercambio de correos entre Kelly y sus seguidores. “Tuve que contarles. No lo podían creer. Les dije que dos seguidores habían conseguido una cantidad ridícula de dinero para financiar unos conciertos en Estados Unidos. Nadie se opuso y nos fuimos de gira. Esa experiencia le dio origen al concepto del álbum Marllion.com.
Como muestra de agradecimiento con los seguidores que aportaron dinero para hacer posible la gira norteamericana de 1997, Marillion prensó en CD una cantidad limitada de un álbum en vivo con lo mejor de esas presentaciones, que fueron enviados como obsequio a sus seguidores antes de finalizar la década de los noventa.
Tras el lanzamiento del álbum Marillion.com, un disco que pasó desapercibido tanto para la crítica como para sus seguidores más fieles, el grupo decidió ponerle fin a su relación con Castle Communications, que por aquellos días había sido adquirida por Sanctuary Records Group, empresa que también estuvo interesada en hacerse con el catálogo de Marillion. Sin embargo, Mark Kelly, quien mejor entendía las dinámicas de la industria de la música se opuso a firmar otro acuerdo con un sello mediano. “Esas empresas tenían un modelo de negocio exitoso para ellas y catastrófico para los artistas: absorber a todas las bandas medianas que vendían, pero no lo suficiente como para que las grandes discográficas las quisieran. Cuando llegamos al final de ese periodo, decidimos parar. Era el momento de tomar acciones radicales para el futuro del grupo”.
“Pasar la charola”
Sin casa disquera para publicar un nuevo álbum, Marillion se enfrentó al momento más difícil de su carrera: reinventarse o retirarse. Tras un merecido descanso, en febrero de 2000 los cinco integrantes se reunieron en la casa de Pete Trewavas para descifrar cómo salir de la oscuridad, cómo reestructurar su carrera sin perder dinero, o simplemente dar por terminada la historia del grupo. Tras varias horas de discusiones que no conducían a nada, a Mark Kelly se lo ocurrió lanzar una bomba: “Les dije que, sin saberlo, habíamos inventado un tipo de modelo de negocio, inédito en el entorno del rock, con la gira por los fans de Estados Unidos. Así que les sugerí que hiciéramos lo mismo, pero esta vez para financiar un álbum y la creación de nuestro propio sello discográfico. Todos me miraron con asombro y les pareció una idea descabellada que no llegaría a buen puerto porque no teníamos nuevas canciones ni el conocimiento para establecer el sello”.
Tras un descanso de un año y sin luces al final del túnel, Marillion se reunió en el Racket Club para trabajar en algunas ideas musicales para un nuevo álbum que se editaría con Liberty Records, un sello independiente que ellos crearon para justificar su nueva música. Los primeros días de trabajo fueron lentos y las canciones no fluían como en otras épocas. Mark Kelly insistió con el tema de buscar dinero en los seguidores para sacar adelante el nuevo disco. En aquellos días, Marillion tenía una base de datos de trece mil seguidores y seguramente unos cientos se sumarían a esa idea. Al cabo de un mes, Marillion había recibido dinero de todas partes del mundo: de Japón, Estados Unidos, México, Chile, Argentina, Alemania, Holanda, Francia, España, Dinamarca, Polonia, Hungría.
Anoraknophonbia salió al mercado el 7 de mayo de 2001, gracias a la preventa de 12.675 copias del álbum. Nunca en la historia del rock había sucedido algo similar y estableció un antes y un después en la forma en que los grupos de rock hacían sus negocios. “Más de doce mil personas creyeron en un proyecto sin estar acabado. Sin escucharlo. Demostraron su amor y lealtad con nuestra música y eso tenía que retribuirse con calidad”, le dijo Ian Mosley a la revista Prog Rock en 2021. El álbum salió bajo su propio sello y se convirtió en uno de los discos más arriesgados que produjeron hasta la fecha por la mezcla de sonidos y estilos que rompían radicalmente con el tipo de música que solían hacer. Menos rock progresivo y más elementos del funk, rap, R&B, soul, blues y jazz aparecen en este disco, que por momentos es difícil de asimilar, más allá de todo lo que implicó su gestión. El tema “Quartz” es una joya en todo el sentido de la palabra y refleja la intención de Marillion con ese álbum, el más arriesgado en toda su carrera y aunque no fue un éxito en ventas, ha envejecido bien y hoy suena mejor que hace 21 años.
Los seguidores que reservaron una copia del álbum lo recibieron en edición especial de dos discos, numerados, firmados y personalizados, con un extenso cuadernillo con la historia del grupo, fotos y fragmentos de entrevistas con los integrantes. “La primera vez que lo hicimos, fue genial y tuvo éxito, pero no fue enorme. Las ventas del álbum respecto de la inversión no llenaron nuestras expectativas. Sin embargo, sabíamos que era una nueva forma de trabajar y cuando hicimos Marbles ya nos sentíamos seguros y empoderados de todo el proceso de gestión y las posibilidades de mercadeo y exposición de un álbum”, recordó Mark Kelly.
En 2003 cuando Marillion empezó a trabajar en Marbles, las páginas web estaban tomando mucha fuerza en todo el mundo. Las bandas de rock no fueron ajenas a usar las bondades de ese medio para comunicar, mercadear y promocionar todo lo relacionado con su música, su historia, sus giras, y ellos fueron pioneros en crear un sitio moderno, dinámico y atractivo para estrechar los vínculos con sus seguidores y fortalecer el concepto de comunidad. Lo digo con conocimiento de causa.
Marbles, Eurorock y yo
Cuando salió al mercado Marbles en mayo de 2004, estaba inmerso en la música de Marillion y todo lo relacionado con la banda. En mi colección de discos tenía unos cuantos álbumes de la era Fish que conocí en Caracas a mediados de los noventa gracias a Óscar Bentolila, un amigo muy cercano de un familiar. También en Eurorock solía programar algunas de sus canciones, especialmente las clásicas de los ochenta y muy a pesar de los lineamientos del director del programa que pretendía que no pasara tanto rock progresivo en su espacio. Debo reconocer que Mauricio Tamayo nunca me censuró y mi amor por el “teclado, la flauta y la pandereta” era más bien motivo de burlas e ironías. Nunca dejé de programar la música que me apasionaba en ese programa de radio que tantas alegrías nos dio. Allí sonaron “You´re Gone”, “Invisble Man” (la más floydiana de todas las canciones de Marillion) y “Don´t Hurt Yourself”, grandes canciones de una etapa irrepetible en la prolífica carrera del grupo.
Marbles, en mi opinión, es la obra maestra de Marillion. Insuperable.
El caso es que por aquellos días estaba empezando a freelancear en medios como Rolling Stone edición Colombia (cuando era un medio serio), Shock, Semana, entre otros espacios. Recuerdo que les sugerí a Marta Orrantia y a Jorge Patiño publicar una reseña sobre el nuevo álbum de Marillion con una entrevista con uno de sus integrantes. Aceptaron, siempre y cuando fuera en exclusiva. En tiempo récord hice las gestiones y no solo el bajista Pete Trewavas me dio la entrevista (la nota salió en la edición de octubre de 2004), me enviaron Marbles autografiado, disco que aún conservo y cuido con mucho cariño.
Cuento esta experiencia para corroborar el tipo de relación generosa, cercana y colaborativa que establecieron los músicos británicos con su audiencia. Durante los siguientes diez años, cada vez que Marillion lanzaba un álbum, lo recibía en exclusiva en mi casa para temas de prensa y publicidad. Tuve el gusto de entrevistar a Steve Hogarth y Steve Rothery, conversaciones que permanecen inéditas y seguramente verán la luz en algún proyecto editorial futuro. Esas épocas de vacas gordas y de recibir discos de Marillion (y tantas otras bandas que solían enviarme sus álbumes) se acabaron cuando lo digital se impuso en el mundo.
El éxito que obtuvo Marillion con Marbles cambió su forma de hacer negocios. Crearon iniciativas como el Marillion Weekend o conciertos en cruceros (Cruise to the Edge, que además es un álbum en vivo) para estar mucho más cerca de sus fieles seguidores, los mismos que en los días oscuros no dudaron en darles una mano para que su carrera no finalizara antes de tiempo. Han pasado 22 años de esa campaña pionera de financiamiento colaborativo y hoy Marillion sigue activa y con pasos firmes en el mundo del rock. Ocho álbumes en estudio se han editado en sus sellos Intact y Racket Records y un gran número de bootlegs y discos en vivo (y una docena de videos en diversos formatos) se pueden adquirir directamente el portal Marillion.com.
El paso que dieron con Anoraknophonbia los llevó a crear un modelo de negocio sostenible, exitoso e inspirador para otras bandas y artistas que han seguido sus pasos. El mayor legado y la gran enseñanza para Marillion ha sido la libertad para crear y para estar en contacto con su comunidad, sin restricciones, sin límites ni agentes de prensa antipáticos que se encargan de mantener al músico alejado de aquellos que son la razón principal de su existencia y permanencia: el fan, el seguidor devoto que los ama por encima de todas las cosas.
Playlist: Las dos caras de Marillion