The Who y su inmortal permanencia
La muerte de Keith Moon suponía el final de The Who. Sin embargo, Townshend dio la pelea y logró mantenerla viva . ¿Cómo lo logró?
La lucha de Pete Townshend por mantener vivo y activo el gran legado de su banda en la memoria de sus seguidores fue una constante desde los días de la gira del álbum It´s Hard (1982) junto al baterista Kenny Jones, elegido para liderar la fuerza rítmica que había establecido Keith Moon, una tarea casi imposible que se resolvió con dignidad y mucha dificultad por cuenta de los temperamentos de los músicos. De esas presentaciones quedó un trabajo que se editó en 1984 bajo el nombre de Who´s Last y que recupera gran parte del concierto que dio The Who en Cleveland el 14 de diciembre de 1982, denominado por Townshend como “el último concierto que daremos en Norteamérica”. El vinilo de Who´s Last circuló muy poco, un hecho extraño tratándose de una banda de culto en todo el mundo. Además de la edición británica y norteamericana, el disco doble se prensó en Japón, Alemania, Yugoslavia, España, Italia, Canadá y Argentina.
A pesar de ser el segundo registro oficial en vivo de The Who, la calidad de algunas versiones como “My Generation”, “Long Live Rock” y “See Mee, Feel me”, les trajo malas críticas por parte de la prensa especializada. Lo más notorio de esas presentaciones era la falta de fuerza, por momentos, en la batería, hecho que me lo corroboró Roger Daltrey cuando lo entrevisté en 2014 para Satisfaction. Conversaciones con el rock. “Creo que Pete no lo admite, pero elegimos al baterista equivocado”, me aseguró. Parte del desencanto con Jones era que no tenía el estado físico para mantener el ritmo frenético de las presentaciones en vivo de The Who. Sin embargo, creo que en las afirmaciones de Daltrey había algo más de fondo porque la calidad de Jones como baterista es incuestionable.
Antes de la gira que dio origen a Who´s Last, Townshend había lanzado al mercado en el verano del 82 el álbum All the Best Cowboys Have Chinese Eyes con lo que daba a entender que la historia de The Who quedaría en el limbo. Para ese álbum, que además es maravilloso (escuchen “Stop Hurting People”, “The Sea Refuses No River” y “Exquisitely Bored”) llamó a varios músicos de sesión, entre ellos al extraordinario baterista Simon Phillips (fue parte de Toto). Sin embargo, y aunque Townshend pretendía llevarlo a The Who, ya había un contrato con Jones desde los días de Face Dances y prescindir de él no era la mejor opción. Tras el final de la gira del 82, The Who se disolvió y Townshend y Daltrey siguieron con sus carreras en solitario. Gran parte del material editado por ambos en los años ochenta fue de gran factura y perfectamente muchas de las canciones de esos álbumes pudieron ser usadas como The Who.
El caso de White City: A Novel (1985)es bien interesante porque ese trabajo contó con los aportes de David Gilmour que le dio un aire completamente fresco a la música de Townshend. “Give Blood” es un gran ejemplo de la solidez de ese álbum, del que además se desprendió el Deep End Live!, un álbum en vivo que tiene un valor significativo para los colombianos porque el bajista Chucho Merchán fue parte de la banda de Townshend en ese momento, registro que además se editó años más tarde en VHS y DVD. Daltrey no se quedó atrás y en Under a Raging Moon (1985) dejó un puñado de grandes canciones como “After the Fire” (también aparece en Deep End Live! de Townshend), composición de Townshend, “Under a Raging Moon”, “The Pride You Hide” y “Let Me Down Easy”, un regalo de Bryan Adams al célebre cantante inglés.
Pero más allá de los buenos álbumes en solitario que dejaron las dos fuerzas visibles de The Who (aunque Entwistle también produjo música en solitario en los años ochenta), en la mente de Townshend estaba celebrar los veinte años de Tommy con un impactante show en el que botaría la casa por la ventana. Dos años antes de ese evento y justo después de la gira del Deep End Live!, Townshend le pidió a Chucho Merchán que se encargara de la dirección artística de The Who. Eso, en términos prácticos, significaba que el bajista colombiano debía preparar y ensayar a la banda, dejarla a punto y entregársela a Pete lista y perfecta para el show conmemorativo. Y así fue. Chucho hizo bien la tarea y The Who se presentó en el Universal Amphitheatre de Los Ángeles a mediados de ese año 89. El evento tuvo la participación de invitados especiales como Steve Winwood, Phil Collins, Billy Idol, Elton John y Pattie LaBelle y se comercializó en VHS a inicios de los noventa y, a mediados de los 2000, en DVD Deluxe. Fue el cierre digno y por lo alto de la década de los ochenta para una banda que parecía que estaba condenada al olvido, y muy a pesar del tema “Dig” incluido en el álbum The Iron Man: The Musical by Pete Townshend, interpretada por The Who junto al cover de “Fire”, original de Arthur Brown. Para los cazadores de datos curiosos relacionados con la obra de The Who, lo de “Dig” es relevante porque es uno de los temas perdidos del grupo y que hacen parte de la discografía en solitario de Townshend.
Aunque The Who se mantuvo activa con presentaciones en vivo en los años noventa, más por convicciones financieras que artísticas (algunos conciertos se programaron para cubrir las deudas que Entwistle tenía en la tienda Harrod´s), en el panorama no se veía la posibilidad de escuchar nueva música. Hasta que el milagro ocurrió en 2006 con el magnífico Endless Wire. La buena recepción que tuvo el álbum en la crítica y en el entorno musical de Inglaterra y Estados Unidos le dio un nuevo impulso a Townshend para sacar del baúl de los recuerdos registros en vivo de diversas épocas como Live at Hull, Greatest Hits Live, Quadrophenia Live in London, Live in Hyde Park y Live at Shea Stadium. A pesar de estos lanzamientos, mucho se hablaba en la prensa de un posible nuevo álbum en estudio de The Who. Justamente en la entrevista que le hice a Roger Daltrey en 2014, el cantante me adelantó que desde aquel entonces, y desde años atrás, venían trabajando con Townshend en nuevas canciones para un álbum de The Who que originalmente se lanzarían durante la gira de los cincuenta años, a finales de 2014.
Pero eso no sucedió y ambos emprendieron proyectos en solitario. Daltrey presentó dos álbumes en estudio: Going Back Home junto a Wilko Johnson de Dr. Feelgood (2014) y As Long as I Have You (2018), con aportes de Townshend y en el que Daltrey demostró que sus capacidades como cantante y frontman estaban intactas. En cuanto al genio creativo de The Who, en 2015 presentó Truancy, un compilado de éxitos que incluyó dos canciones inéditas (“Guantanamo” y “How Can I Help You”) y produjo ese mismo año una versión orquestal del álbum Quadrophenia (1973) bajo el nombre de Classic Quadrophenia (2015), trabajo que fue elogiado por la revista de la Deutsche Grammophon como uno de los mejores lanzamientos de música clásica del año.
Más giras aparecieron en el radar de los Who entre 2016 y 2019, hasta que a mediados de este año, Polydor anunció el nuevo álbum, simplemente bautizado como WHO. Si se analiza con detenimiento el arte de la tapa del disco y los nombres de algunas canciones (“Detour”), hay una serie de referencias históricas al legado e influencias del grupo, especialmente a los días de Quadrophenia y el revival de la cultura mod. No en vano, en una de las fotos promocionales del álbum se les ve a Daltrey y a Townshend junto a una Scooter en el estadio de Wembley, imagen de por sí bizarra para tipos de su edad que siguen apelando a tiempos que ya pasaron. Pero justamente indagar en la nostalgia y cuestionar el paso del tiempo le viene bien al disco, pues su sonido no es contemporáneo ni pretende redefinir las reglas del rock. Simplemente suena a The Who, con guiños a varios momentos históricos. Canciones como “Street Song” se remontan a “Baba O’Riley”; “Rockin´ In Rage” (tal vez la joya del disco por la magistral interpretación vocal de Daltrey) por momentos suena a “Jumpin´ Jack Flash”, con elementos de “Love Reign O´er Me” de Quadrophenia.
Podría tomar cada una de las 14 canciones del álbum y detenerme en las referencias ocultas. Lógico, ¿a qué más podrían sonar si no es al pasado remoto? Es un gran disco de rock, con momentos memorables como la frase inicial en “All This Music Must Fade” (un guiño inevitable a “Music Must Change” de Who Are You) tema que abre el disco y en el que Daltrey sentencia con rabia: “I Don´t Care… I know you’re going to hate this song”. Mucho se ha hablado en la prensa inglesa sobre la tensa relación de Daltrey y Townshend, razón por la que además nunca se vieron en el estudio para la grabación del álbum, aspecto que no le quita ni le pone al resultado final. Lo importante es que The Who funciona como una organización que tiene clara sus metas a la hora de producir y mercadear un producto, muy en la onda de los Stones.
Hay varios temas recurrentes en las letras del disco como la relevancia actual del grupo (“I Don’t Wanna Get Wise”) y el deseo de mantenerse activos y creativos en estos tiempos (“Hero Ground Zero”), canciones en las que Townshend además analiza lo que han sido estos 55 años en función del rock. Rabia, mucha rabia y preocupación en las letras y en la música de Townshend, es lo que se puede concluir tras dos intensas sesiones de escucha del álbum. Normal para un tipo que sigue exorcizando demonios del pasado (fue abusado sexualmente y abandonado por sus padres) en sus letras; un músico privilegiado que sigue siendo testigo del paso del tiempo, de los cambios de los tiempos, de la misma manera que lo han hecho los Stones. Así que no queda más que celebrar, por todo lo alto, este nuevo álbum de The Who, que se editó en CD y LP y está disponible en todas las plataformas digitales. Un álbum que podría ser el testamento de The Who (el tiempo no pasa en vano), y como lo anota el periodista Alexis Petridis del Guardian: “si es así, están saliendo por donde vinieron: tan maldecidos, incómodos y preocupados como siempre”.