Una larga espera...
Un nuevo álbum de ABBA nos invita a recordar otros momentos "eternos" del rock.
A propósito de Voyage, el nuevo álbum que lanzará ABBA tras cuarenta años sin grabar material en estudio (oigan la sublime “I Still Have Faith in You” y lloren un rato), hay álbumes por los que valió la pena esperar. Los hay forzados, naturales, presas del mercadeo, pertinentes, incuestionables, irrefutables o descabellados. Cada quien juzgue desde su conocimiento y pasión. Lo que cuenta es la música.
Parte I (con la emoción de ABBA de fondo)
The Who: 1982-2006
Que ya no es The Who, que es la mitad del grupo, que sin Entwistle no son nada, que el grupo se acabó con la muerte de Keith Moon. Argumentos para minimizar la discusión sobran. Lo cierto es que el grupo de Pete, una de las marcas irrefutables e icónicas del rock, regresó en 2006 con nuevo material en estudio (en 2004 habían dado algunas pistas con dos temas inéditos incluidos en el compilado Then & Now), que perfectamente pudo ser otro disco más de Townshend con Daltrey en las voces. Sin embargo, Pete sabía el alcance emocional que tiene The Who en sus seguidores y decidió volver al ruedo con Endless Wire, un álbum más que digno, con guiños a Who´s Next y Tommy, que además recibió muy buenos comentarios de la prensa inglesa, merecidos porque es un gran álbum. Una de las razones para que saliera nueva música como The Who era una gira que estaba programando el mánager del grupo por pedido de algunos promotores en los Estados Unidos. Una movida de mercadeo y nostalgia que les salió bien, de la mano de un disco que fue una de las primeras novedades de aquellos años en tener edición sencilla y Deluxe, para hacer estragos en los bolsillos de sus fanáticos. Por supuesto que tengo ambas, no me iba a quedar con la mitad de la historia. ¡Valió la pena la espera!
Roy Orbison: 1979-1989
En mayo de 1979, Orbison lanzó Laminar Flow, técnicamente su último álbum en estudio porque Mystery Girl (1989) se considera póstumo y lleno de material reciclado. Con Laminar, Orbison fue ampliamente criticado (basta con ver la portada del álbum: ¡vergonzosa!) y no logró el impacto acostumbrado a obras de mayor factura como Memphis y The Big O. El gran Roy desapareció del radar y se dedicó a beber y a leer hasta 1986 cuando fue rescatado por Bruce Springsteen que lo llevó nuevamente a los escenarios. Un año más tarde se cruzó en el camino de dos futuros Traveling Wilburys y la magia renació. De un primer encuentro con Tom Petty y Jeff Lynne apareció la memorable “You Got It”. A inicios de 1988 se concretó la posibilidad de ser otro Wilbury y empezaron la grabación del memorable Vol 1. Mientras producía canciones junto a Harrison, Dylan, Petty y Lynne, Orbison desempolvó algunas melodías inconclusas de los setenta y compuso un par de nuevas canciones que le dieron forma a un álbum que marcaría su esperado regreso. Un mes después de haber terminado el disco, en diciembre de 1988. Orbison murió de un paro cardiaco en la casa de su madre. Mystery Girl se lanzó en enero de 1989 y fue el más exitoso en la carrera de Orbison, irónicamente cuando ya no estaba para disfrutar de ese logro. Valía la pena esperarlo.
George Harrison: 1987-2002
Varios hechos memorables sucedieron en la vida de Harrison desde el aclamado Cloud 9 hasta Brainwashed (2002), su póstumo testamento en estudio. Sería incorrecto decir que Harrison tuvo quince años de ostracismo porque ese no fue su caso. Hubo dos álbumes con los Traveling Wilburys entre el 88 y el 90, estuvo de gira con Clapton a finales de 1991 (de esos conciertos quedó el álbum Live in Japan), participó del concierto de los treinta años de carrera de Dylan en 1992 y, a mediados de 1994, se juntó con Ringo y Paul para darle vida a las memorables Anthology de The Beatles que vieron la luz en diciembre de 1995 con el tema “Free as a Bird” como gran novedad. Dos años después se embarcó en el álbum Chants of India junto a su amigo Ravi Shankar, mientras componía más canciones para un esperado nuevo álbum, tras casi diez años sin lanzar material en estudio. Pero un cáncer de garganta se interpuso en sus planes, además de un inesperado intento de asesinato que sufrió en su casa en 1999. En noviembre de 2001, Harrison murió sin poder terminar el álbum que deseaba lanzar desde el final de la gira con Clapton. Jeff Lynne y su hijo Dhani Harrison hicieron todo lo posible para que ese gran puñado de doce canciones vieran finalmente la luz en noviembre de 2002. Tras escuchar una y otra vez “Marwa Blues” y “Any Road” podemos afirmar que valió la pena esperar.
Deep Purple: 1975-1984
Si nos ponemos puristas y quisquillosos, técnicamente la espera debería ser desde la última participación de Blackmore con Deep Purple en el álbum Stormbringer de finales de 1974 o podemos ir un año atrás, hasta Who Do We Think We Are para establecer que la espera era por la Mark II. Pero no seamos injusto con Lord y Paice que también tienen sus méritos en Purple y algo bueno le dejaron al muy discutible Come and Taste the Band. El caso es que desde 1982 se venía hablando de una posible reunión de Deep Purple con Gillan y Glover, pero el dinero suficiente no aparecía. Mientras tanto, Gillan se fue de aventurero con Black Sabbath a grabar Born Again, lo que parecía sería su nuevo espacio como cantante. Pero Gillan quedó molesto con el resultado final del álbum y se fue de Sabbath tras algunas presentaciones en vivo en las que se le olvidó la letra de “Smoke on the Water” y “Paranoid”. A finales del 83 apareció el promotor de Polydor que selló el regreso de la Mark II de Purple y la banda se embarcó en la producción de uno de sus mejores álbumes en estudio: Perfect Strangers, el mejor título posible para retratar la relación entre Gillan y Blackmore.
King Crimson: 1974-1981
Siete años en el universo de King Crimson es una eternidad. Antes de lanzar Red en octubre de 1974, King Crimson se encontraba de gira en Estados Unidos promocionando el álbum Starless and Bible Black. En espacios entre las presentaciones, la banda grabó unos bosquejos que le fueron dando forma al siguiente proyecto. En agosto de ese año y tras unas intensas sesiones de improvisación que cerraron el proceso de grabación del álbum, Fripp les avisó a Wetton y Bruford que la banda no iba más. No les dijo por qué y durante cuánto tiempo. Solos les dio un cheque y les agradeció por sus servicios. Pronto los tres músicos encontraron qué hacer. Fripp con Eno, Bowie, Hall & Oats y Peter Gabriel, mientras que Bruford se fue a Genesis y Wetton formó U.K. A finales de 1980, Fripp decidió revivir a King Crimson con una aproximación mucho más cercana a la onda de los Talking Heads y Peter Gabriel, que lo que sus seguidores venían acostumbrados con grandes improvisaciones progresivas. Buscó al viejo conocido Bill Bruford, sumó al Talking Head Adrian Belew y echó mano del mejor bajista posible en el momento: Tony Levin. Originalmente no se llamarían King Crimson sino serían una especie de liga mayor de Fripp. Pero la luz apareció en el camino del gran guitarrista y los astros conjugaron para que el álbum Discipline viera la luz a finales del 81, convirtiéndose en un regreso majestuoso. Escuchen solamente “Matte Kudasai” y leviten.
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En la próxima entrada: David Crosby, CSNY, Eagles, New Order, David Gilmour, Almendra, entre otros.