¿Who´s Next o Hackney Diamonds?
The Who y los Rolling Stones son protagonistas en medio de tanto dolor y tantas malas noticias que abundan en un mundo al borde del abismo....
Parece una cuestión absurda, ni mis amigos más fundamentalistas se hubieran atrevido a tanto. Sin embargo, a la hora de hablar del buen rock, The Who y los Stones están emparentados, o eso creen algunos. Lo que planteo en el título de esta “columna de opinión” no tiene nada que ver lo uno con lo otro. Es como comparar a King Crimson con los Beach Boys. No se puede poner en la misma balanza a una pieza de museo tan grande como el Guernica, uno de los álbumes más importantes de la historia del rock, un disco que ha resistido el paso del tiempo y cuya marca o atemporalidad es incuestionable, con un esfuerzo en solitario de Mick Jagger, lanzado bajo el paraguas de una marca o multinacional que les asegurará ventas millonarias a los diversos formatos del nuevo álbum de los Rolling Stones.
La historia ya nos ha demostrado, y de qué forma, cómo le ha ido a Jagger en ventas cuando pensó que él era más grande que su banda, fracasos rotundos (no quiere decir que los discos sean de menor factura, al contrario…). Así que sus ideas, sus caprichos de estos tiempos, debían satisfacerse bajo su propia impronta, como a él le gusta y como él manda en materia de sonido, arreglos, arte, mercadeo, concepto, entre otros temas. Él es el roll del asunto, los otros dos, los rocker, hacen caso. Yo hubiese preferido que el disco saliera como Mick en solitario. No hay que manchar un nombre. Eso lo entendió Ian Anderson de Jethro Tull hace algunos años (aunque los caprichos vuelven).
La pregunta del titular surge a partir de una escucha dedicada, constante y a conciencia del nuevo material en estudio que nos ofrece el trío Stone, tras 18 años sin ofrecerles a su público composiciones propias. Hice un barrido por diversos medios serios en materia de reseñas y crítica (Variety, Pitchfork, Guardian, Classic Rock, Mojo, Rolling Stone, entre otras) y casi que al unísono todos si rinden ante la “grandeza y brillantez” de un disco que intenta sonar moderno (entre 7 y 9 estrellas le dan), pero que para oídos habitués en cuestiones Stone apela al sonido del grupo en los años 70 y 80 para legitimar su presencia actual. ¿Será acertada tanta complacencia con Jagger y compañía o el rock está tan mal que cualquier cosa merece elogios? Todo es posible, aunque el nuevo álbum de Steven Wilson es luz al final del túnel (tema para otra columna).
Sería absurdo salir a criticar un nuevo disco de una banda que uno aprecia, sigue e idolatra como el caso de los Rolling Stones (con qué moral lo haría si tengo Open Your Eyes de Yes, el III de McCartney y Endless River de Pink Floyd en mi colección de discos), pero tampoco puedo caer en falsas pleitesías y apologías a la hora de hablar del álbum. Hace falta un poco de crítica sensata en el universo de los libros, el cine, el teatro y los discos, de unos años para acá tan complaciente, en función del like, sin tomar una posición que cuestione la pertinencia de una obra y en función de lo políticamente correcto.
Que Hackney Diamonds tiene unas cuantas buenas canciones, sin lugar a duda, sería absurdo negarlo (entre ellas están: “Angry”, “Live by the Sword”, “Rolling Stone Blues” y “Tell Me Straight”, la misma canción que hecho Keith Richards desde 1978 y que le sigue funcionado); que tiene buenos pasajes de guitarra, también es un hecho; que afortunadamente Charlie Watts estuvo presente en la mayoría del disco es una bendición en pro de una percusión solemne, impecable y acertada; que es más que glorioso que tres septuagenarios sigan dando de qué hablar en el mundo del rock, absolutamente positivo; que superó las expectativas, no sé… Paciencia, ahí podemos entrar en una discusión absurda de gustos sin verdades absolutas. A unos les encantó, a otros, como a mí, no tanto. Todo es válido.
Sin embargo, otra cosa es percibir a este Hackney Diamonds (tal vez el álbum con el peor título de la mitología Stone, superando por goleada a Dirty Work) como el disco que romperá la historia del grupo en dos, como una obra maestra imprescindible. Al contrario, no creo que lo escuche nuevamente (como me pasó con Bigger Bang) y en un par de semanas difícilmente recordaré el nombre de la mayoría de las diez canciones que conforman este intenso viaje de 48 minutos hacia un universo de lugares comunes del grupo como “Tumbling Dice”, “Start Me Up” y “Fool to Cry” (“Sweet Sounds of Heaven” es su hija perdida).
Alguien puso en su muro de Facebook que es más de lo mismo y le respondí, con algo de ironía y picardía (para sacarle una sonrisa a este amigo virtual, aunque no se logró), que si esperaba que los Stones sonaran a Pink Floyd. Y esa ironía, entre chiste y verdad, es válida porque la banda de Mick, Keith y Ronnie es una marca fiel a una fórmula y un estilo, y eso está bien, es lo que hay. Que lo diga Ac/Dc que todos sus discos posteriores a Back in Black suenan igual.
Para cerrar el tema de los Rolling Stones me quedó con las palabras sabias de mi amigo Daniel Casas, un tipo objetivo y mesurado cuando se trata de hablar de la música que nos apasiona: “Hackney Diamonds es un disco en el que los Rolling Stones se reinterpretan a sí mismo. En esencia es una producción en que sus temas brillan por cualquier cosa menos por su originalidad. Un buen fan de los Stones debe encontrar fácilmente los puntos de convergencia de cada tema con alguno del pasado”. Palabras pertinentes que difícilmente encontrarán eco entre los ayatolas del mundo Stone, que abundan y me producen mucha tristeza últimamente.
Por eso, ante el dilema que planteo en el título, la respuesta, una y mil doscientas veces, será Who´s Next / Life House de la banda más grande (en mi humilde opinión) que ha dado la historia del rock: The Who. No se puede comparar una novedad con una reedición, en eso estamos de acuerdo. Pero resulta que esta reedición, en su extensa edición de 10 discos, trae, entre otras cuestiones, remezclas del álbum original, y 14 temas extra, supervisados por el músico e ingeniero Steven Wilson. En total son 155 canciones con nuevas mezclas, 89 de ellas inéditas (es decir, son novedad para los oídos más doctos del mundo Who), y otros 57 cortes que ya habían sido publicados tanto por The Who como por Townshend en solitario, pero con nuevos arreglos.
Pensando en bolsillos realistas (no todo el mundo tiene US$300 para invertir en un Box Set de lujo de una banda de rock), Townshend lanzó una edición doble en CD que incluye la remezcla completa a cargo de Steven Wilson, con un segundo disco que es la joya de la corona porque incluye doce tesoros, varios de ellos inéditos hasta hoy, que serán muy apreciados y valorados por los seguidores del grupo como: una versión descartada de “Behind Blue Eyes” con solo de órgano a cargo de Pete, descartada para la versión final del disco y que hizo parte de las sesiones de grabación en los estudios Record Plant de Nueva York.
También aparece una versión cruda, con intro de piano, cantada por Pete y oculta por casi cincuenta años, de “Getting in Tune”, canción que se concibió originalmente para el proyecto cinematográfico Life House (por eso la reedición de este disco incluye “Life House” en el título). Antes de seguir con los elogios a uno de mis álbumes preferidos de la historia del rock, hago un paréntesis necesario para quienes desconocen cómo se gestó Who´s Next, una de las ironías más absurdas del rock porque fue el resultado de los restos de Life House, un proyecto cinematográfico que Townshend había planeado como continuación de Tommy, y al que John Entwistle, Keith Moon y Roger Daltrey se opusieron rotundamente. A diferencia de lo que sucedía en la dictadura de Pink Floyd con el antisemita Waters, The Who era una democracia.
Otra grata sorpresa de la reedición de Who´s Next es el tema “Mary”, toda una novedad en el universo de los Who, concebida especialmente para Life House, o la primera versión que Townshend grabó del tema “Pure and Easy”, la misma que él les presentó a Paul y Linda McCartney en 1970 y que dejó a la pareja sin palabras (versión que apareció en Who Came First de Townshend). También hay un par de versiones en vivo de “Won´t Get Fooled Again”, “My Wife” y “Baba O´Riley” tomadas de un show en San Francisco en 1971, que difiere de la selección que se hizo en 2014 para la Deluxe Edition de Who´s Next y que incluyó todo el show en el Young Vic Theater de Londres, grabado en abril de 1971.